Escribo esto en plena noche electoral y me viene a la cabeza una película estupenda sobre política, que puedo haber visto más de quince veces. En 1992, el actor Tim Robbins se puso detrás (y delante) de la cámara para rodar Ciudadano Bob Roberts. Un falso documental que nos cuenta la andadura política de un candidato al Senado de EE UU. Un personaje que el propio Robbins se reservó para sí y que es uno de los mejores de su carrera.

Se trata de un joven bróker de bolsa, y que además es cantante de folk. Si a esto le añadimos sus ideas liberales, ultraconservadoras y hasta cierto punto fascistas, tenemos un auténtico antirebelde. La historia está contada a golpe de mitín-concierto, con una música muy pegadiza y unas letras muy de “derechas”, que no editaron para evitar que los republicanos las usaran con fines electorales. Incontables cameos van articulando un guión muy jugoso, que hace imposible que no surja el debate.

Por José Javier Martínez

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